Desde Tacuarembó a Montevideo, Cristina fue aprendiendo muchas cosas... acá está su experiencia
¿De qué departamento del interior sos?
Soy de Tacuarembó
¿Con qué frecuencia viajas a casa de origen?
Más o menos
cada dos meses
¿Qué
estás estudiando o de que te recibiste?
Me recibí
de Psicóloga hace 3 años
¿Te
acordás de tu primer día en facultad y tu primer parcial o prueba? ¿que podrías
contarnos sobre eso?
Me acuerdo del primer
día que puse los pies en facultad de psicología. Sentí mucho miedo, confieso
que me acompañaron porque no me animaba a ir sola.
Acostumbrada
a conocer a casi todos en mi liceo en tacuarembó, clases chicas, y entrar a un
edificio muy grande, con mucha gente, fue todo un cambio.
Recuerdo
que la primer clase la tuve sentada en el suelo! Nunca pensé iba a ser
así…después aprendí que había que ir media hora antes para ir reservando lugar.
Fue todo un
desafío, que lo viví muy intensamente.
¿Cómo
te resultó el proceso de adaptación a Montevideo?
Uff, podría
escribir miles de hojas del proceso de adaptación. Se me hizo muy difícil.
Había estado dos veces en Montevideo anteriormente, de paseo, una de niña y
otra con 16, así que no conocía casi nada. Todo era nuevo, casa nueva, calles
nuevas, modalidad de educación nueva. Recuerdo y puedo sentir nuevamente el
miedo a lo desconocido. Hasta ahora guardo un mapa de calles que me imprimió mi
padre, para saber como llegar del apartamento donde iba a vivir a facultad.
Como no me pudo imprimir en una hoja sola, quedaron como recortes! Hoy los miro
y entiendo porque no entendía, sigue siendo incomprensible! ;)
Como
anécdota, mi punto de referencia era 18 de julio, yo vivía unas calles más
abajo, pero aunque fuera a una calle para el lado de donde vivía, igual subía a
18! Hacía cuadras de más! Pero era mi punto referencial.
Otro tema
eran los ómnibus, no me animaba a tomar, porque no entendía para donde iban,
como era. Pensaba que había un ómnibus solo de cada línea. El primer año,
cuando empezaron los trabajos en grupo, me caminaba todo para llegar. Había
recortado las páginas de la guía con los mapas y arrancaba a pie. Mis
compañeros que vivían acá, me querían hacer entrar en razón del tiempo que
perdía en mis caminatas, pero el miedo era más fuerte. Como todo, el apoyo de
mis amigas, que algunas también estaban en mi situación ayudó mucho. Fui
afortunada en vivir con amigas que ya hacía más tiempo estaban y me daban una
mano. Al tomar más confianza en este nuevo “mundo”, me fui sintiendo más cómoda
y pude apropiarme de mi nueva forma de vida.
¿Qué
cosas positivas te parece que te aporta la experiencia de venirte de otro
departamento y vivir en la capital a estudiar
Como aspectos positivos, el haberme
venido me ayudó a madurar más rápidamente. Desde pequeña estuve en el mismo
círculo de amigos, de personas adultas, así que al venirme me enfrente a
conocer personas nuevas, con vidas diferentes, experiencias diferentes y ese
intercambio es único. Ni hablar de lo que implicó la administración del dinero,
y darme cuenta del valor de las cosas, que nada llueve del cielo, que todo
cuesta. El esfuerzo de mis padres, volver a mirarlos desde otro lugar, agradeciendo
la oportunidad que me dieron al ayudarme a venir.
Es un
sacrificio venirse de tan lejos a estudiar, económico, emocional, pero vale la
pena! Es un crecimiento que lo podría haber tenido en Tacuarembó también, pero
seguramente de otra manera, tal vez con más tiempo.
Dependencia-independencia.
Pasamos mucho tiempo entre esas dos puertas. Al venir a vivir a Montevideo con
18 años, alejarte de tu familia, de lo conocido, te acerca a la independencia,
y aunque tiene su partecita de dolor, el crecimiento personal, emocional es
mucho mayor, hoy digo inmenso.
¿Cuáles
son las cosas que te motivaron a permanecer en la capital?
Confieso que hoy, después de 9 casi 10 años
viviendo en Montevideo, tengo ganas de volver a mi ciudad. Lo que me retiene es
lo laboral, y la cantidad de posibilidades en cuanto a formación que surgen
todo el tiempo y son difíciles cursarlas si me voy a Tacuarembó. Algo que
también ayuda a seguir, son los círculos nuevos, que se formaron con 18 años,
se fueron consolidando con el tiempo y hoy son un sostén importante.
¿Cuáles
son las cosas que más se te dificultaron a la hora de venirte y vivir en la
capital y cuales las más fáciles?
Las más
fáciles, compartir espacios con amigos que también se habían venido, conocer
personas nuevas, salir a pasear los fines de semana, ir a los bailes, la
independencia.
¿Qué
les dirías a los chicos que comienzan este proceso de adaptación?
Les digo
que disfruten cada momento de esta experiencia, y que se sientan afortunados de
poder vivirla. A pesar de las dificultades que se presenten no pierdan de vista
el objetivo de por qué están acá, qué es lo que los hace estar acá. Y si en
algún momento sienten el cansancio y les da ganas de abajar los brazos, busquen
personas significativas en su vida, con quién charlar, tomarse un mate y
compartir lo que están sintiendo, el regalo más grande que tenemos son la familia
y los amigos, y siempre estarán con nosotros, estemos lejos, estemos cerca…como
nos decimos siempre con mi hermano que vive a varios Km de Uruguay “las
fronteras no separan afectos”…
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