Cecilia nos cuenta de sus nervios iniciales, de la felicidad, orgullo y los miedos...
De Río
Negro- Fray Bentos
¿Con qué
frecuencia viajas a casa de origen?
Cada un mes
¿Qué estás
estudiando o de que te recibiste?
Estoy en
quinto año de Psicología.
¿Te acordás de tu primer día en facultad y tu
primer parcial o prueba? ¿que podrías contarnos sobre eso?
Mi primer
día fue raro, era una mezcla de felicidad porque al fin iba a empezar a
estudiar algo que me gustaba y mucho, estando en el liceo deseaba terminarlo de
una vez por todas para poder empezar Psicología. Por otro lado, estaba sola, de
mis amigas ninguna había elegido psicología en ese momento, entonces llegué a
facultad y sentí que era un mundo de gente en un salón donde no cabíamos todos
y yo sola, sin conocer a nadie. De repente había una chica al lado mío y no se
con que excusa le empecé a hablar jaja. En ese momento es cuando querés volver
al liceo jaja.
De mi primer
parcial, la verdad no recuerdo cual fue, ya pasaron algunos años de eso jaja,
pero si tengo la sensación de que estaba muy nerviosa, supongo porque sería el
primero de todos.
¿Cómo te
resultó el proceso de adaptación a Montevideo?
Yo vine a
vivir con mis tíos, por lo tanto uno puede pensar que la adaptación se me hizo
más fácil por el hecho de que son parte de mi familia y casi como unos padres
para mí. Pero igual me costó, aunque amo Montevideo, y desde que estaba en el
liceo decía que me iba a venir para acá, extrañé, lloré, más el día de mi
cumpleaños que justo me tocó parcial y no pude irme, pero tuve la grata
sorpresa que vino mi madre. Después en el resto bien, a mi me gusta mucho
Montevideo, desde chica venía a visitar a mis primos. Me gusta acá porque es
otro ritmo de vida, allá en Fray Bentos es más tranquilo es bien pueblo, a mi
no me gusta la monotonía pueblerina.
¿Qué cosas
positivas te parece que te aporta la experiencia de venirte de otro
departamento y vivir en la capital a estudiar?
Creo que el
gran aporte es la independencia y madurez que uno va adquiriendo con los años y
que si bien forma parte del ser humano, es como que alejarte de tu núcleo
familiar te lleva a tener que hacer las cosas por vos mismo. Y acá con las
distancias y lo grande que es en comparación con Fray Bentos es como que
aprendes a manejarte solo, a perderte si es necesario jaja, a tomarte mal el
bus, te vas haciendo.
¿Cuáles son
las cosas que te motivaron a permanecer en la capital?
Lo primero
es que me encanta Montevideo y siempre dije que me iba a quedar acá, a pesar de
que el costo de vida es un poco elevado. Después lo pienso también porque acá
hay más salida laboral, más allá de que hay más competencia también.
¿Cuáles son las cosas que más se te dificultaron
a la hora de venirte y vivir en la capital y cuales las más fáciles?
Creo que lo
que más me dificultó fue manejarme en los bondis, por el hecho de que al
principio no sabía a dónde iba, si bien sabía las calles pero no tenía idea del
camino para llegar, así que lo que hacía era subir al bondi y pedirle al guarda
que me dijera, pero a veces el guarda se olvidaba y bueno ahí tenía que
recular. Después no encontré otro obstáculo, es como que es tanto el amor que
le tengo a la ciudad que siempre lo viví y sentí bien, contenta. Lo más fácil
fue el hecho de que estuviese con mis tíos, fue una gran contención, en todos
los sentidos, no solo por el hecho de extrañar a mi familia sino también porque
ellos me orientaron bastante acá.
¿Qué les dirías a los chicos que comienzan
este proceso de adaptación?
Que en un comienzo como todo lo que se inicia lleva su adaptación y puede ser costosa emocionalmente, pero después que te vas acostumbrando a la ciudad, a sus ritmos, a los ritmos de facultad y otras tantas cosas, se puede lograr disfrutar y pasarla bien. Yo que ya estoy por recibirme puedo pensar en lo gratificante que es estar a un paso y mirar para atrás y ver lo que he cambiado y madurado y sobretodo valorar el esfuerzo mío de todos estos años de estudio y el de mis padres de haberme permitido estudiar acá.
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